No es dif�cil percibir como las historias tra�das a nosotros por los griegos a trav�s de autores como Esquilo revelan condiciones humanas tan profundas y sublimes que se ven reflejadas por pasiones llenas de dolor, venganza, ira e inclusive amor.Los personajes de estas tragedias no son mas que seres en los que se representa la impotencia del ser humano en lo que se refiere a sus comportamientos y razonamientos m�s �ntimos.
Se ven muy pocos apartes de la obra en los que primen la sensatez y la cordura, por el contrario los protagonistas se encuentran siempre vacilantes entre una pasi�n mas fuerte que la otra. Ni siquiera Apolo en su calidad de Dios logra mantener el equilibrio del que podr�an brotar soluciones que pusieran fin a una cadena de terribles asesinatos en los que la venganza es la ley general. Apolo, al igual que su protegido Orestes, se encuentra empecinado en hacer valer una causa ante sus ojos justa pero de la cual, sin embargo, se derivan insospechadas consecuencias pues ser�n precisamente los hechos narrados en esta obra los que conlleven un cambio fundamental en las formas de organizaci�n social, pasando de una matriarcal a una patriarcal.No me corresponde en este escrito argumentar ni rete�ir sobre el papel que representaron los Griegos en la construcci�n de una cultura que se deriva esencialmente de sus ense�anzas y sobre la cual a�n se cimientan nuestras innovaciones, pues esto es tema m�s que tratado por eminentes fil�sofos y estudiosos y un fen�meno sobre el que no se necesita ahondar mas.
Sin embargo quiero hacer �nfasis sobre la forma en que nos ense�aron incluso a sentir y experimentar situaciones que a nuestro son ojos son tan elementales pero que tienen su ra�z en cuna del pensamiento griego.Es as� como nuestros patrones de comportamiento son a�n el reflejo de lo que se instituy� en Grecia como bueno o malo, como admirable o reprochable o como amor y pasi�n. Por eso tratar� de internarme en las complejidades de las relaciones entre Clitemestra, Agamen�n y Egisto pues ellos compart�an un lazo de intrigas sobre las cuales se podr�an llegar a construir las bases de lo que hoy instituimos como matrimonio.Es inquietante tratar de determinar la solidez de la relaci�n entre Clitemestra y Agamen�n ya que, aunque dentro de la mitolog�a griega se observan varias historias de amor compuestas de todos esos sentimientos en lo que nosotros todav�a creemos se manifiesta el amor, la relaci�n de estos dos personajes parece no haberse deteriorado con los acontecimientos de la muerte de Ifigenia sino haberlo estado desde el mismo principio.
Por el contrario el asesinato de Agamen�n a manos de su propia esposa parece ser la culminaci�n de una vida desdichada para ella.De manera que para hacer referencia a ellos es preciso remitirnos primero al mito seg�n el cual Helena y Clitemestra son maldecidas por Afrodita al olvidar su padre Tind�reo hacerle una ofrenda que le correspond�a, por ello quienes mantengan relaciones con ellas se ver�n afectados por innumerables desgracias y su forma de comportarse ser� fr�vola y poco c�lida. Es de esperarse entonces que la posibilidad de que Clitemestra hubiera contra�do matrimonio por amor se vea reducida en gran medida y por ello su padre decidi� casarla con alguien que gozara de prestigio y admiraci�n. Aparece entonces Agamen�n como el personaje perfecto para hacer pareja con Clitemestra pues despu�s de ser el gran soberano de Micenas y Argos es venerado por sus pueblos. Es evidente como un hombre de esas caracter�sticas contrae un matrimonio basado en intereses ajenos a las causas mas esenciales del mismo. No es por amor que Clitemestra ser� su esposa, es por intereses pol�ticos que conviene a los dos establecerse como pareja incluso tendr� que matar primero a T�ntalo su actual marido.
De aqu� partir� entonces el an�lisis su relaci�n en la Orest�ada.El enga�o y la traici�n son el factor preponderante en el escaso contacto que mantendr�n los dos personajes. Sin embargo, parece haber una necesidad de mantener una imagen que refleje a una mujer sumisa y abnegada que espera con ansias a su marido por quien no siente una cosa distinta al amor mas puro. Parece incluso querer demostrar que sufre intensamente por la ausencia de Agamen�n a quien considera h�roe y salvador.
Dice Clitemestra en el p�rrafo 860: "ninguna verg�enza voy a sentir de deciros c�mo amo a mi esposo", mientras lo espera a su llegada de Troya.Claramente estas afirmaciones son parte del plan de venganza de Clitemestra quien posteriormente admite haber usado esas formas de enga�o para lograr lo que se propon�a. No obstante todav�a queda la pregunta: por qu� quiere hacer ver que su matrimonio est� basado en el amor y la abnegaci�n? Por qu� emplear un lenguaje de afecto y cari�o al cual realmente no tiene que recurrir si es tiene en cuenta que durante la ausencia de Agamen�n ya estaba conviviendo en el palacio con Egisto?La respuesta podr�a estar en que, a pesar del papel eminentemente reducido y rebajado de la mujer en la sociedad griega, el matrimonio se ve�a como la consolidaci�n del amor entre el hombre y la mujer. As� las uniones estuvieran basadas en elementos completamente ajenos a la verdadera voluntad de dos seres humanos de convivir en el amor, deb�a mantenerse una imagen que manifestara estos sentimientos. No en vano existen dioses poderosos e importantes de la mitolog�a griega que reflejan estas pasiones: Eros, �gape, Afrodita son el reflejo m�s puro de las pasiones humanas y que nos han quedado como ense�anza de esta civilizaci�n.Eros como el amor pasional y casi obsesivo desde el cual no hay mas que placer y dolor intensos, �gape como la estabilidad y compromiso que existen entre seres que se aman, y Afrodita como la sensualidad que se desborda del amor, son las representaciones mas fieles de lo que se puede dar en una relaci�n.
Pero es esto una descripci�n de lo que se manifiesta en la realidad es una convenci�n que se nos ha ense�ado y sobre la cual hemos creado los cimientos de nuestras relaciones? Son estas tres formas de amar completamente aut�nomas o son matices de un mismo amor?Cual pudo haber sido entonces la base de la relaci�n entre Clitemestra y Agamen�n? Del enga�o y la traici�n por parte de ella se ve una profunda tristeza que la ha llevado a cometer semejante crimen. A pesar de justificarse en la muerte de Ifigenia, parece haber una raz�n mucho mas profunda que la venganza, pues al igual que �sta Orestes y Electra eran tambi�n sus hijos y por ellos no sent�a otra cosa diferente al aborrecimiento por ser hijos de Agamen�n. Por el contrario su lealtad por Egisto es mas fuerte que su sentimiento maternal y a �l le debe su propia muerte. Su amor por Egisto la llev� a su propia muerte a manos de su propio hijo. Que amor puede haber mas pasional que este.Clitemestra se ve como una mujer recia y llena de car�cter y valent�a, que en las circunstancias mas ins�litas tuvo la fortaleza de ella misma dar muerte a su marido, un hombre reconocido y venerado por todo su pueblo, un hombre tambi�n fuerte y valiente a quien su mujer asesina de la forma m�s oprobiosa que haya podido imaginar.
Y sin embargo aquella mujer valerosas sucumbe ante las intenciones de su amante por quien comete el crimen que la condenar� al odio de sus hijos. Clitemestra no tiene otra raz�n para matar a Agamen�n despu�s de haber sido triunfador en Troya, que la de satisfacer los deseos de su verdadero amor Egisto.